La vacunación es clave: cómo protegerse contra la gripe, VRS y COVID-19
Las vacunas pueden ayudar a mantenerlo a usted y a sus seres queridos a salvo de enfermedades como la gripe, VRS (virus respiratorio sincitial) y COVID-19. Las vacunas pueden ayudar al cuerpo a combatir las enfermedades. Y si se enferma, también puede ayudar a evitar que sea tan grave. dolores de cabeza
Vacunarse es aún más importante para los niños, los adultos mayores y las personas con problemas de salud. Veamos más de cerca de la gripe, VRS y COVID-19 y por qué debería pensar en vacunarse.
Vacunación contra la gripe
La gripe se propaga fácilmente y puede causar una enfermedad desde leve a grave. En algunos casos, puede provocar la muerte. La gripe puede hacer que se sienta enfermo muy rápidamente. Las personas que tienen gripe a menudo tienen:
- fiebre o sensación de fiebre/escalofríos
- tos
- dolor de garganta
- secreción o congestión nasal
- dolores musculares o corporales
- dolores de cabeza
- fatiga (cansancio)
- vómitos y diarrea, aunque esto es más común en los niños que en los adultos.
La vacuna contra la gripe es para todas las personas a partir de los 6 meses. Los niños pequeños, las personas mayores de sesenta y cinco años, las mujeres embarazadas y las personas con problemas de salud tienen más probabilidades de enfermarse gravemente. El virus de la gripe cambia cada año, por lo que es importante vacunarse de la gripe cada temporada.
El VRS es un virus común que suele causar síntomas leves, parecidos a los del resfriado. Estos síntomas pueden incluir:
- congestión
- secreción nasal
- irritabilidad
- disminución del apetito
- fiebre
La mayoría de las personas que contraen el VRS mejorarán en una o dos semanas, pero el VRS puede ser grave. Los bebés y los adultos mayores tienen más probabilidades de enfermarse gravemente y podrían necesitar ir al hospital. Le recomendamos que hable con su médico sobre la posibilidad de vacunarse contra el VRS.
- fiebre o escalofríos
- tos
- falta de aliento o dificultad para respirar
- fatiga
- dolores musculares o corporales
- dolores de cabeza
- nueva pérdida del gusto o del olfato
- dolor de garganta
- congestión o secreción nasal
- náuseas o vómitos
- diarrea